Hoy en la biblioteca hay mucha expectación. Darío hablará de Dorotea a sus hijos.
Deberíais verlo, está tan nervioso como un chiquillo. Se ha puesto su mejor traje y parece un pincel.
Los otros ancianos han venido para darle apoyo moral; por lo visto le asusta la perspectiva de contárselo a sus hijos. Cree que tal vez no entiendan esa relación.
¡Tonterías! ¿Cómo no van a hacerlo? Solo tienen que fijarse en lo feliz que está su padre. El amor le ha rejuvenecido.
Y Dorotea es una mujer encantadora. Les caerá bien.
Definitivamente, estarán encantados con la situación. ¡Ya veréis!
Algunos libros, sobre todo los de leyes, no lo tienen tan claro. ¡Qué sabrán esos del amor! Dicen que soy un iluso. Demasiado romántico para la vida real.
¡Ah, acaban de entrar!
El hijo es una versión más joven de Darío, pero se le ve estresado; lleva una Blackberry de la mano y de vez en cuando la mira por si le ha llegado un mensaje.
¡Anda! A la hija ya la conocía. Es una lectora de novela romántica que se divorció hace unos meses. Se la ve cansada.
Se han abrazado y ahora se marchan; parece que tienen prisa. Los otros ancianos comentan que hablaran en una cafetería cerca de aquí.
¡Ojalá no tarden mucho en regresar! Me deshojo de impaciencia por saber qué tal ha ido todo.
Ya os contaré…
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12 comentarios:
No sé, no sé, Pilar. Me parece que esta historia de Darío y Dorotea se va a complicar con los hijos de por medio.
No me hagas sufrir mucho antes de que tengan un final feliz, ¿eh?
Un abrazo
Ains... que me has dejado con toda la intriga... Malvada!!!
Doña María, Noelia, no os preocupéis. Imagino que nuestro libro parlanchín no podrá guardarse mucho tiempo la información.
Yo también estoy intrigada ;-P
Besitos
¡Me he puesto al día con los relatos que me había perdido de este fantástico, genial y enternecedor libro! ¡Y cuánto me alegro!
Sigue gustándome tanto como al principio.
Eres una artista, Pilar
Muchos besetes!
¡Pobre Darío! Qué estres con eso de los hijos. Pero da igual lo que digan, el amor es el amor y vencerá sobre todas las cosas, ¿a qué sí, Pilar? No seas mala y ve pensando en finales felices, de esos que nos encantan...
Muchas gracias, Lhyn. No es cosa mía, es el libro que no deja de susurrarme cosas al oído.
Espero que sí, Victoria, pero hasta que no me cuente lo que ha pasado, sé tanto como vosotras ;-P
Besitos
Hola Pilar. Paso para decirte que en mi blog te he dejado un premio vip ¡¡si lo quieres claro!!
Un beso
¡¡¡Muchas gracias, Anna!!!
Besitos
A determinadas edades me temo que a los hijos no hay que hacerles demasiado caso. Eso de que los libros de leyes no verán con buenos ojos esta relación lo doy por supuesto. El amor nunca se ha llevado bien con las leyes así que espero que no se entrometan demasiado en esta aventura tan bella donde las palabras hablan otro idioma, el de la pasión.
Besos
Eso espero, Jo.
A ver qué nos cuenta nuestro libro.
Besitos
¡Ay, los hijos! Siempre preocupándonos por ellos, a ver si ellos se empiezan un poco más por nosotros.
Pilar, ¡eres un sol! No sé desde cuándo hacía que no recibía un premio. Esta noche me entero de cómo va y lo pongo. Un beso.
De nada, Ana.
Sí, a ver si es cierto que se preocupan.
Besitos
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