El regreso. Continuación de Memorias de un libro romántico.


Hoy es el día de entrega y mi lector tiene que devolverme a la biblioteca. He convivido con él (es un hombre) durante tres semanas. El pobre apenas tiene tiempo para leer. Trabaja mucho y cuando llega a casa, entre atender a sus hijos y a su mujer, se le va el rato.
El trabajo le estresa tanto, que necesita algo para olvidarse de los sinsabores del día. Antes de acostarse aprovecha para leer un ratito. Anoche acabó con mi historia y sonrió. Ha tenido sueños hermosos, porque al despertarse aún le duraba la sonrisa.
Luego se ha vuelto hacia su mujer y la ha despertado a besos. He sido testigo involuntario, desde la mesilla donde me dejó anoche, de su interludio romántico y para ser honesto: mis caracteres se han alterado un poco con las palabras susurradas, los gemidos y esos roces incendiarios.
Aún a riesgo de repetirme: la realidad supera a la ficción.
Después, los he oído cantar en la ducha y me he alegrado por ellos. Las miradas cruzadas por encima de la mesa del desayuno habrían sido capaces de derretir un iceberg. Por eso sé que han debido de contenerse para no hacer nada indecoroso delante de los niños.
Tras despedirse de todos, mi lector se ha marchado al trabajo y ha pasado la mayor parte del día sin dejar que le afectasen los problemas con los que se enfrenta a diario y que no puede solucionar.
Al salir nos hemos ido a mi casa. La bibliotecaria le ha saludado como a un amigo y le ha recomendado el último libro de SEP que acababa de llegar y que aún no se habían llevado.
Y, sí, os lo tengo que decir porque de lo contrario, reviento: Ahora, entre susurros, están comentando mi argumento y los dos coinciden en que les gusta mucho.
¡Por Cervantes! Estoy que me deshago de gusto.
Él le ha dicho que si la portada fuera menos sugerente, los hombres no tendrían reparo en cogerme. Ella está totalmente de acuerdo.
Bueno, siempre está la posibilidad de que forren. Otro día os contaré los forros que han llegado a ponerme.
Hasta otra. Todos los derechos reservados©

Pilar Cabero - escritora

Pilar Cabero - escritora
Bienvenida amable lectora y también a ti, lector, a mi humilde casa. Elige un sitio para sentarte y ponte lo más cómodo posible. Sí, ese de ahí está bien. Deja las prisas fuera y disfruta del momento. Puedes quitarte los zapatos y arrellanarte en el sofá. Si tienes paciencia y esperas un poco, pondré algo de música para ambientar. Espero que pases un rato agradable y siéntete como en tu casa.

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