¡Hola!
Muchas personas me han pedido que cuelgue algún trozo de la novela que he terminado. Hoy he encontrado un ratito para entrar en el blog y cumplir ese deseo. Este es un fragmento del prólogo.
Espero que os guste.
Muchos besos.
María miró aquellos ojos, tan oscuros como el chocolate, debatiéndose entre asentir o negar la promesa. No quería que se fuera. ¡Virgen Santa! No podría soportar tanto tiempo lejos de él. Desde que se conocieron, de niños, nunca habían estado más que unas semanas separados. Ahora deberían estar meses o años sin verse. ¡Era demasiado!
—¿Me lo prometes? Di que me esperarás —insistió Samuel, acariciándole la mejilla con delicadeza.
—Sí, te esperaré —musitó al fin, con los ojos cerrados, demasiado triste para mirarlo.
—Te quiero, María. No lo olvides. Yo también sufriré al no estar contigo…
—¡Pues no te vayas! Quédate aquí —suplicó, antes de apoyar la cara en la mano cálida de él—. Por favor. No te marches.
4 comentarios:
Huy, cuánto sentimiento en un fragmento tan chiquitín. Me parece que tu novelas no promete emociones fuertes. ¡Habrá que andar con ojo!
Un saludito.
Jajaja, Xavier. En realidad no soy yo, son los propios personajes los que andan con los sentimientos a flor de piel.
Gracias por entrar.
Besos
Qué angustia, ¿qué hará María? ¿le esperará? ¿él volverá? ¿la encontrará esperándole? Si ella no le espera ¿qué ha pasado por su mente para no hacerlo? Pilar me muero de ganas por leer la historia y todavía falta mucho ... buahhhhh.
Me encanta este fragmento.
Besotes
Gracias, Tamara.
No te angusties, no queda tanto (te lo dice la que se está comiendo las uñas por las ganas de saber cómo será la portada; y ya no hablo de tenerla en las manos, jajaja)
A ver si cuelgo algún trocito más.
Un beso, cielo.
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