Ya sé que os he dejado abandonadas y abandonados durante todos estos días, creedme que lo siento. Os he echado mucho de menos y espero que a partir de ahora pueda estar más a menudo.
Una semana después de que me llenaran de arena y que pretendieran asarme al sol, me sacaron de la biblioteca para llevarme de vacaciones. Sí, de verdad. Nada más y nada de menos que a un mini crucero.
Hasta ahora nunca había viajado en barco, pero la lectora me eligió para esos días.
Ahora puedo decir que conozco los puertos de Barcelona, Marsella y Génova. No están mal, pero me hubiera gustado que me llevara en sus excursiones.
Ay, fue una pena.
Regresé a la biblioteca un tanto mareado por los vaivenes del barco y con ganas de contarle a mis compañeros de balda todo lo que había visto.
Algunos acababan de regresar de sus propias vacaciones. Hay que ver los sitios que han visitado.
Uno de ellos aún se está recuperando de la música sin pausa de Ibiza. Dice que todavía huele a “Mojito”. Otro ha estado pululando por los aeropuertos de medio mundo en el interior de una maleta perdida. Dice que no quiere saber nada de aviones en una buena temporada. ¡No me extraña!
Uno de las novedades nos ha contado que ha pasado quince días haciendo turismo rural en un pueblo castellano.
Todos nos hemos mirado entre líneas y hemos llegado a la misma conclusión: ha ido a la casa del pueblo de la lectora, pero como es un poco pijo se quiere dar aires y a eso le llama turismo rural.
Ay, que regresa otro libro y le veo muy magullado. A ver qué nos cuenta.
Hasta la próxima.
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2 comentarios:
¡Muy bueno, Mar! Me ha gustado sobre todo lo del libro pijo y el turismo rural, porque yo estoy ahora de vacaciones en mi pueblo precisamente.
Por cierto, que el día 17 tengo que volver a Valencia, y el 20 tus dos libros se vendrán a hacer "turismo rural" conmigo.
Besos.
A ver qué te parecen.
Yo hoy he recogido el tuyo. Lo tengo en la pila de los pendientes, pero no tardaré mucho en ponerme con él.
Besitos
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