Días de playa


Ya desde el lunes habíamos empezado con temperaturas primaverales. En seguida se notaron menos visitas en la biblioteca. Más sillones vacíos para sentarse y leer, más ordenadores libres, menos alboroto en la zona infantil… En fin, mucha tranquilidad.
Mi lectora me recogió el mismo lunes a última hora, cuando ya pensaba pasar otra noche en la balda de la “C”.
Vino oliendo a bronceador de coco y con la sonrisa satisfecha de quien ha pasado la tarde disfrutando del sol.
Ahgggg, ¡La playa! Había olvidado lo irritante que es la arena entre las hojas y lo mucho que el sol reseca el papel. Por favor, tened en cuenta eso cuando nos llevéis allí.
Ayer me tocó mi primer día playero de este año. Menos mal que mi lectora, una mujer cuidadosa, se limpió el bronceador de las manos antes de tocarme. Os aseguro que no siempre lo hacen y terminan manchando mis páginas sin importarles siquiera. ¡Un descuido imperdonable!
Debo confesar que disfruté mucho. La brisa marina refrescó mis hojas; el sol no calentaba tanto como para resecarme y ella, cuando al fin me guardó en el bolso antes de regresar a su casa, tuvo mucho cuidado de que no quedase ni un granito de arena entre mis páginas.
Un gran día, sí Señor.
Creo que hoy repetimos y ya tengo ganas.
Vamos a la playa, oh, oh, oh…
Hasta pronto.
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Pilar Cabero - escritora

Pilar Cabero - escritora
Bienvenida amable lectora y también a ti, lector, a mi humilde casa. Elige un sitio para sentarte y ponte lo más cómodo posible. Sí, ese de ahí está bien. Deja las prisas fuera y disfruta del momento. Puedes quitarte los zapatos y arrellanarte en el sofá. Si tienes paciencia y esperas un poco, pondré algo de música para ambientar. Espero que pases un rato agradable y siéntete como en tu casa.

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Gracias por tu visita.

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