Discusiones a granel

Hola amig@s,

Sí, ya sé que hace mucho tiempo que no os contaba nada. He estado muy ocupado de un lado para otro.

¡¡¡Bien!!!

No me han dejado parar mucho tiempo en la balda. Se nota que ha corrido la voz y han sido muchas personas las que han querido leer mi estupenda historia.

Vale, estoy pecando de vanidad, pero ¿qué queréis? No todos los días oyes hablar tan bien de una novela.

¿Qué? ¡Ah! Que ya lo sabéis y preferís que os cuente otra cosa.

Bien, pues esta mañana en la biblioteca ha sucedido algo muy curioso.

Os cuento:

Todas las mañanas, cuando se abren las puertas, un grupo de jubilados y alguna que otra jubilada, entran en tropel, golpeando el suelo con el bastón o la muleta; pendientes de ser los primeros en hacerse con el periódico del día.

Evidentemente son los más ágiles los que se alzan con el premio; los demás, deberán esperar, manteniendo el turno, a que los preciados diarios queden libres.

Bien, pues esta mañana ha sucedido lo mismo, sólo que esta vez un anciano y una señora han seguido peleándose por el periódico sin ceder ni un milímetro. A tanto a llegado la gresca, que ha tenido que intervenir una de las bibliotecarias para poner orden en la estancia.

El hombre mantenía que él lo había cogido primero; la mujer argumentaba lo mismo.

Los libros de mi balda, han empezado a hacer apuestas sobre quién se iba a quedar con el diario. La novela histórica, muy delicada, ha defendido que él debería cedérselo por caballerosidad. La contemporánea, con las páginas erizadas de indignación, segura de que eso sería machismo, lo ha proclamado a los cuatro vientos.

Mientras, en la biblioteca, la discusión entre los jubilados, ha seguido sin visos de acabar. La mujer señalaba que ella sólo quería hacer el crucigrama y que se conformaba con que le dejara esa hoja. No pedía todo el periódico.

El hombre, terco, ha seguido negándose: la hoja de los pasatiempos esta unida a la de las noticias más importantes y él no quería perdérselas.

Las apuestas han subido entre los de mi balda, y los de enfrente han empezado a participar con avidez. Eso parecía las Regatas de La Concha.

La pobre bibliotecaria, como Salomón frente a las madres, seguía sin decidirse a quedarse con el diario ella misma o…

—¿Por qué no hace una fotocopia al crucigrama? —ha preguntado, inspirada.

¡¡¡Por fin había solución!!!

Los dos ancianos, suspirando aliviados por haber conseguido lo que buscaban, se han avenido enseguida a ese arreglo.

Creo que la bibliotecaria se ha quedado aún más satisfecha por haber instaurado la paz en el lugar.

No, no penséis que todo ha sido tranquilidad a partir de ese momento. No. En el mundo de los libros, ha empezado otra cruzada: ¿Quién ha ganado de los dos? Ninguno lo tiene claro.

Aún siguen con el tema y creo que no tiene pinta de que vayan a ponerse de acuerdo en algún momento.

Han requerido la intervención de los libros de leyes, que muy serios y circunspectos están buscando solucionar el tema.

Espero que lo arreglen antes de que cierren la biblioteca, de lo contrario será una noche de deliberaciones muy muy larga.

¡Ya os contaré la resolución!

Hasta otra.

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6 comentarios:

Doña María 22 de noviembre de 2009, 18:48  

Nunca se me habría ocurrido hacer una fotocopia. Seguramente, yo habría optado por coger unas tijeras y recortar el crucigrama. Eso después de haberle dado un bolsazo en la cabeza a semejante sinvergüenza por no cederle el periódico a una dama. El que nace siendo un patán, patán se muere.
Un abrazo

Pilar Cabero 22 de noviembre de 2009, 20:36  

Ay, doña María, es que ya se están perdiendo las antiguas costumbres. El progreso, ya sabe usted...
Besitos

Ana Iturgaiz 2 de diciembre de 2009, 9:37  

Precioso y sorprendente que es lo que se busca en un relato. Un beso.

Pilar Cabero 2 de diciembre de 2009, 10:37  

Gracias, Ana.
A ver si el libro busca un rato y lo continúa. Me parece que esa pareja quiere dar guerra.
Besitos

Olivia Ardey 19 de enero de 2010, 21:58  

Me encanta Pilar, por lo cotidiano del conflicto. Ni te imaginas lo habitual que son este tipo de conflictos... podría contarte batallitas como la que describes durante horas.

Por cierto, me encanta el nuevo diseño del blog.

Pilar Cabero 20 de enero de 2010, 21:30  

Muchas gracias, Olivia.
No me extraña. En las bibliotecas pasa de todo.
Me alegra de que te guste el blog.
Me lo hizo mi sobrina. Yo soy un desastre con estas cosas ;-P
Besitos

Pilar Cabero - escritora

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