Estoy inmersa en la corrección de mi última novela y deseando acabar para ver el resultado.
Al llegar a este punto, siempre me siento como si ya hubiera comenzado a despedirme de los personajes. Cual madre que les empezara a dejar libres (¡Cómo si alguna vez hubieran estado atados!). Es triste y a la vez liberador. Pero sobre todo: necesario.
El otro día, en cuanto cerré el Word hasta el día siguiente, mi mente se vio asaltada por un par de nuevos personajes. No tardaron en presentarse y en dar todo tipo de detalles para que les conociera bien.
¡Por Dios, si aún no había acabado con los anteriores!
Luego, sin hacer caso a mis suplicas de que esperasen unos días para contarme sus vidas, continuaron relatándome sus problemas entre peleas e insultos. ¿Cómo es posible que se lleven tan mal? Vale, reconozco que les han hecho una trastada y muy gorda, pero de ahí a que parezcan dos perros rabiosos…
El caso es que ahora mi cabeza es un bullicio de voces diferentes que se pelean por hacerse oír. Unos a punta de espada y los otros esgrimiendo un portátil.
¡Piedad!
A este paso no sé cómo lograré acabar la corrección sin que estos nuevos personajes interfieran en una historia que no es la suya. O, sin que terminen por volverme loca.
¡Ya voy! ¡Callaos un rato! Todavía no es vuestro turno.
En fin. Si tardáis en saber de mí, buscadme en algún sanatorio.
Besitos.
Al llegar a este punto, siempre me siento como si ya hubiera comenzado a despedirme de los personajes. Cual madre que les empezara a dejar libres (¡Cómo si alguna vez hubieran estado atados!). Es triste y a la vez liberador. Pero sobre todo: necesario.
El otro día, en cuanto cerré el Word hasta el día siguiente, mi mente se vio asaltada por un par de nuevos personajes. No tardaron en presentarse y en dar todo tipo de detalles para que les conociera bien.
¡Por Dios, si aún no había acabado con los anteriores!
Luego, sin hacer caso a mis suplicas de que esperasen unos días para contarme sus vidas, continuaron relatándome sus problemas entre peleas e insultos. ¿Cómo es posible que se lleven tan mal? Vale, reconozco que les han hecho una trastada y muy gorda, pero de ahí a que parezcan dos perros rabiosos…
El caso es que ahora mi cabeza es un bullicio de voces diferentes que se pelean por hacerse oír. Unos a punta de espada y los otros esgrimiendo un portátil.
¡Piedad!
A este paso no sé cómo lograré acabar la corrección sin que estos nuevos personajes interfieran en una historia que no es la suya. O, sin que terminen por volverme loca.
¡Ya voy! ¡Callaos un rato! Todavía no es vuestro turno.
En fin. Si tardáis en saber de mí, buscadme en algún sanatorio.
Besitos.